Expectativas sobre el impacto del nuevo sistema de bandas cambiarias en el sector exportador de Costa Rica
(Maestría en Administración de Negocios, ULACIT, 2006)
Resumen:
El artículo expone la situación en la que se encuentra el sector exportador costarricense ante la reciente implementación de un nuevo sistema de bandas cambiarias que ha mostrado en su inicio una tendencia hacia la sobrevaluación del colón y por ende crea incertidumbre y preocupación en las empresas exportadoras quienes ahora deben reestructurar sus métodos de toma de decisiones para mantener la competitividad de sus productos en el mercado internacional.
Palabras clave:
Exportaciones / política cambiaria / sistema de bandas cambiarias / Costa Rica.
Abstract:
The article explains the situation that Costa Rican exporters are going through due to the recent implementation of the exchange rate bands system that has initially shown a tendency towards appreciation of the national currency (Colón). The new system has created uncertainty and concern within the exporting companies which now must restructure their decision making process to maintain competitiveness of their products in international markets.
Keywords:
Exports / exchange policy / exchange bands system / Costa Rica.
I. Introducción
El tipo de cambio no es un precio cualquiera. Constituye más bien una variable estratégica que decide si la economía de un país está en condiciones de crear el contexto macroeconómico necesario que permita establecer industrias competitivas a nivel internacional.
¿Por qué es una variable estratégica? Las experiencias de los años setenta y ochenta han demostrado que los tipos de cambio, cuando están muy sobrevaluados (apreciados), reducen la competitividad del país y generan inexorablemente déficits en la balanza comercial, sobre todo porque se dificulta la exportación de manufacturas y se facilita la importación de las mismas.
Además de su efecto en la forma en que se asignan recursos entre los distintos sectores productivos del país, el tipo de cambio también tiene repercusiones importantes en la forma en que la economía maneja los shocks externos. Por ejemplo, ante un shock negativo, un tipo de cambio libre absorbe una parte importante del efecto, evitando que la producción y las demás variables económicas sufran un deterioro importante; sin embargo, si mantuviéramos un tipo de cambio fijo, sería la producción la que se deterioraría.
Este artículo aborda el tema del nuevo sistema de bandas cambiarias implementado en Costa Rica desde el 17 de Octubre 2006 pero se centra en analizar las implicaciones de este régimen en los exportadores a quienes el régimen anterior de minidevaluaciones favoreció grandemente.
Para este análisis re recurrió a la investigación bibliográfica, artículos publicados en medios nacionales e internacionales y algunas entrevistas a instituciones cercadas al sector exportador.
II. Breve reseña de la Política Cambiaria de Costa Rica y su impacto en el sector exportador
La estrategia de desarrollo que Costa Rica adoptó desde los años cincuenta, mostró sus primeros síntomas de agotamiento entre 1974 y 1975, en coincidencia con una situación de crisis internacional. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo pronunciadamente en estos años, en comparación con las tendencias históricas predominantes desde los años cincuenta; la inflación se elevó a los niveles más altos hasta entonces registrados; el déficit en las cuentas externas, en particular la balanza comercial de la balanza de pagos, se agravó de forma considerable.
En el plano económico son dos, fundamentalmente, los desequilibrios que agravaron la crisis del Estado: el déficit fiscal y el de balanza de pagos. El primero fue el obvio resultado del crecimiento del aparato estatal bajo condiciones de relativa insuficiencia de los ingresos fiscales. Los desequilibrios de la balanza de pagos eran causados por las debilidades del desarrollo de la estructura productiva, principalmente la dependencia de las importaciones frente a las limitaciones del sector exportador.
Es cierto que el modelo tuvo un notable éxito relativo que se puso de manifiesto en tasas de crecimiento económico relativamente elevadas, promedio anual del 6,5% entre los años 1963-1978, una generalizada elevación de las condiciones de vida de la población, casi la total universalización de los servicios de salud y educación; una relativa equidad social que dio base al sostenimiento de un orden social relativamente estable y pacífico; y un sistema de democracia representativa muy avanzado para el contexto latinoamericano. Pero el modelo presentaba algunos problemas y contradicciones que, en su momento, precipitaron la crisis que dio inicio en los años ochenta.
La crisis cambiaria se se manifestó mediante un proceso de acelerada y errática devaluación de la moneda. La devaluación tenía directas y muy negativas implicaciones para la industria. Recordemos que se importaba casi la totalidad de las maquinarias, equipos y materias primas que se utilizaban, de forma que la devaluación encarecía tales importaciones. La devaluación produjo, en general, un ambiente económico extremadamente inestable ya que, por su carácter errático, hacía imprevisible la evolución futura de la economía. Como consecuencia, la caída general de las inversiones desencadenó la recesión, y por ende, la caída de la producción nacional.
La devaluación fue la expresión más obvia de la situación de virtual insolvencia externa de la economía, ante la magnitud de los desequilibrios fiscal y de balanza de pagos y, en particular, ante la magnitud desproporcionada de la deuda externa. Insolvencia significa que los ingresos y la disponibilidad de divisas resultaban absolutamente insuficientes frente a las obligaciones externas (importaciones mas pagos por concepto de deuda externa), pero donde tal insuficiencia no era un fenómeno coyuntural ni transitorio, sino uno estructural y, por tanto, persistente.
Ante esta situación, optar por la libre fluctuación de la moneda era confiarse a los mecanismos automáticos del mercado para que estos llevaran a cabo el proceso de ajuste, por medio del cual se lograría reducir el nivel de consumo y gasto nacionales a la real capacidad de pago disponible.
Hubo ocasión de comprobar que ese no era si no el peor de los procedimientos posibles, ya que el mercado de divisas quedó a merced de fuerzas especulativas que actuaban prácticamente sin control alguno. Ello introdujo elementos de severa inestabilidad que agravaron el proceso inflacionario, la incertidumbre económica, el freno a la inversión productiva y la fuga de capitales. De ahí, pues, la magnitud de la crisis: caída del PIB en alrededor de un –10% en el bienio 1981-82; inflación que, en el dato anual, llegó al 65% en 1981 y superó el 82% en el 82; elevación sustancial del desempleo y subempleo de la fuerza de trabajo; caída del poder adquisitivo real de los salarios en alrededor de un 40% en relación con sus niveles más altos (registrados en 1979) previos a la crisis.
A partir de ahí, el colón como moneda ha sido devaluado sistemáticamente, debido a los altos índices de inflación que sufrió el país en su recesión en los años 90. Durante mucho tiempo tuvo el tipo de cambio en relación al Dólar Estadounidense en 1 USD$ = 8.60 CRC. Pero con los cambios económicos que hubo en los ochenta, se cambió el sistema de cambio a uno de minidevaluaciones diarias, que fluctuaron entre 10 y 15 céntimos diarios. Como es de todos conocidos, este sistema llegó a su fin en Octubre del 2006.
Este sistema de minidevaluaciones fue implementado en 1984 a consecuencia de la crisis de los ochentas. La finalidad de este sistema siempre fue el incentivo de las exportaciones para lograr estabilidad en las reservas monetarias internacionales que habían disminuido como consecuencia del aumento del petróleo y la falta de generación de divisas de las exportaciones. También, el aumento que hubo en las tasas de interés internacionales incrementaron la deuda del Gobierno Central, el cual tuvo que financiarse por medio del Banco Central y provocó un gran aumento en la inflación.
Las minidevaluaciones lograron su cometido, puesto que luego de diez años de su implementación, las exportaciones incrementaron más de un 100% (Vallejos y Bonilla s.f.). Sin embargo, la libre movilidad de capitales generó problemas al BCCR en el control de la liquidez y por ende de la inflación, llegando a su punto máximo en el 2005 donde la tasa de inflación superó las expectativas del Central alcanzando el 14.1%.
La falta de autonomía del banco para mitigar los efectos inflacionarios fueron una de las principales causas que orientaron a reducir la intervención de la institución con el tipo de cambio y adoptar el nuevo sistema de bandas cambiarias.
Esto dio pie a que se analizara más firmemente un sistema cambiario más flexible que ayude a reducir el ingreso de capital especulativo y que otorga más independencia a la política monetaria.
El reto entonces con este nuevo régimen que se explicará más adelante, es lograr mantener el equilibrio externo y la competitividad relativa de las exportaciones pero al mismo tiempo favoreciendo una adaptabilidad de la economía ante los shocks externos.
III. ¿Cómo funciona el nuevo sistema de bandas cambiarias?
El sistema de bandas cambiarias permite al BCCR establecer un “techo” y un “piso” como parámetros en la variación del precio de la divisa. Este sistema no excluye por completo la intervención del banco pues éste puede intervenir cuando el precio llegue a alguna de las bandas mediante la venta de dólares si el tipo de cambio alcanza el techo, evitando que aumente más; y mediante la compra de dólares en caso de que llegue al piso para evitar que continue bajando. En cambio, si el precio permanece dentro de la banda establecida, el banco no interviene por lo que no afecta la cantidad de dinero en circulación pudiendo controlar sus instrumentos para manejar la inflación.
Desde luego, debido a que ahora son las fuerzas del mercado que establecen el tipo de cambio, esto repercute en cierta incertidumbre en el valor de la divisa y por ende, cambiará la forma de tomar decisiones en cuanto al uso del dólar. Es muy probable, que esta incertidumbre ayude a bajar la alta dolarización financiera que tiene Costa Rica y desestimule el ingreso de capital especulativo y su influencia desestabilizadora.
Aunque existe el sistema de banda horizontal donde el techo y el piso son constantes, el más común es el sistema de banda deslizante; especialmente en el caso de países donde su inflación es mayor a la de sus socios comerciales.
En Costa Rica, la pauta de deslizamiento de la banda es 6 céntimos de colón de aumento en el tipo de cambio de compra y 14 céntimos en la venta cada día hábil y su amplitud o anchura inicial se implementó con 15.44 colones entre el techo y el piso de la banda (514.78 la compra y 530.22 la venta). Aunque esta amplitud inicial es estrecha, el plan del BCCR es que se vaya expandiendo en forma gradual con el fin de lograr un régimen que genere menos costos y vulnerabilidad.
De acuerdo a Méndez y Orozco (1996), este sistema está basado en dos supuestos fundamentales:
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Credibilidad perfecta: los agentes económicos tienen certeza de que el tipo de cambio se mantendrá dentro de los límites establecidos ya que será defendido por las autoridades monetarias. Este punto es fundamental para la factibilidad del sistema.
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No intervención intramarginal: el Banco Central únicamente intervendrá en el mercado cambiario cuando el tipo de cambio se pegue a una de las bandas. (p. 5)
Una de las principales implicaciones de este sistema cambiario es que cuando existe credibilidad perfecta y expectativas racionales por parte de los agentes económicos, en el momento en que el tipo de cambio se acerque a una de las bandas, las expectativas de devaluación o revaluación de la moneda, consecuencia de la intervención en el mercado por parte del Banco Central, se incorporarán en el tipo de cambio actual, provocando un efecto estabilizador intrínseco en el tipo de cambio, el cual es conocido como honeymoon. Otro efecto es el conocido como smooth pasting, según el cual el tipo de cambio se va aplanando en la medida en que se acerca a los límites de la banda, hasta alcanzar una pendiente de cero, es decir, el tipo de cambio se vuelve insensible a los fundamentales en los límites de la banda. Debido a estos efectos la evolución del tipo de cambio se concentra en los extremos de la banda, mostrando una forma de S.
Otra implicación de este modelo es que existe una correlación negativa entre el nivel del tipo de cambio al interior de la banda de flotación y el diferencial de tasas de interés, es decir, mientras más alto es el tipo de cambio, menor el diferencial de tasas de interés, esto se da porque se parte del supuesto de paridad de tasas de interés.
El objetivo principal de este sistema en el caso costarricense es utilizar el tipo de cambio como un ancla nominal a la inflación.
Como el principal instrumento de intervención en el mercado cambiario es el uso de las reservas monetarias internacionales (RMI), en el caso de que exista una alta depreciación del tipo de cambio, el banco central deberá vender divisas con el fin de eliminar el exceso de demanda que provoca la depreciación; la venta de divisas reduce la oferta monetaria, generando un aumento en las tasas de interés domésticas e incentivando a los agentes económicos a mantener activos financieros en moneda nacional, reduciendo la demanda de divisas. Debido a esto el nivel de reservas monetarias que mantenga el BCCR será un indicador clave para medir la sostenibilidad del sistema.
IV. ¿Cómo afectará al sector exportador? Expectativas de instituciones relacionadas al sector
Las experiencias de los años setenta y ochenta han demostrado que los tipos de cambio, cuando están muy sobrevaluados (apreciados), reducen la competitividad del país y generan inexorablemente déficit en la balanza comercial, sobre todo porque se dificulta la exportación de manufacturas y se facilita la importación de las mismas.
Los países que toleran la sobrevaluación de su moneda durante un período prolongado obstaculizan doblemente el desarrollo de su aparato productivo, porque:
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El encarecimiento de las exportaciones, de origen monetario, da lugar a que las empresas no vean ninguna posibilidad real de orientar su producción en el mercado mundial como marco de referencia.
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El abaratamiento artificial de las importaciones hace que las empresas pierdan su competitividad incluso en el mercado interno, con la consecuencia de que el grueso de las inversiones fluye al sector de bienes no transables o incluso a la exportación de capital.
Estudios han revelado que en economías emergentes, a largo plazo, las exportaciones de manufactura y de productos agropecuarios son altamente elásticas al tipo de cambio, mientras que las importaciones totales suelen ser inelásticas, siendo principalmente el PIB el que influye directamente en las importaciones. (Loaza G. s.f.)
En Bolivia, por ejemplo, se adoptó desde 1985 un modelo centrado en el mercado y con alto grado de apertura externa. A pesar de que tuvieron logros importantes en la disminución de la inflación, su comercio exterior se caracterizó por poco dinamismo en las exportaciones y un aumento considerable en las importaciones que ocasionaron déficit consecutivos en la balanza de pagos llegando a representar más del 10% del PIB en 1998.
Esto demuestra que variaciones en el tipo de cambio pueden afectar a largo plazo al sector exportador y los perjudica propiamente cuando la moneda se sobrevalúa. Sin embargo, de acuerdo al Coordinador General del Proyecto de Flexibilización Cambiaria del BCCR , Eduardo Méndez, el nuevo sistema de bandas cambiarias no pretende favorecer ni desfavorecer a ningún sector productor de bienes transables sino “reducir el compromiso del Banco Central con algún valor o rango de valores estrecho del tipo de cambio y permitir que el mercado participe cada vez más en su determinación y con ello que el Banco Central intervenga cada vez menos en el mercado cambiario, con el fin de que retome el control de sus instrumentos de política monetaria para lograr alcanzar su objetivo esencial de procurar una tasa de inflación baja y estable de manera sostenible”.
Se busca llegar a un sistema monetario más moderno conocido como Metas de Inflación el cual ha sido utilizado por economías desarrolladas y recientemente ha tomado auge en economías emergentes quienes han tenido buenos resultados en cuanto a detener el aumento de los precios.
De acuerdo a Canuto O. (2001) “el régimen de metas de inflación modifica el centro de la política monetaria, dislocando los instrumentos de política monetaria y cambiaria en dirección de sus propios objetivos”.
En comprensible que el BCCR tome una posición neutral en el tema e informe que su objetivo final es lograr reducir la inflación mediante la poca intervención en el mercado cambiario y el mayor control de sus instrumentos monetarios.
Sin embargo, no se debe dejar de lado la preocupación que los exportadores tienen ante este cambio, pues para bien o para mal, el sistema anterior de minidevaluaciones los favoreció durante mucho tiempo, a un costo alto, pues los importadores y consumidores pagaron con el aumento de precios las ganancias que eventualmente disfrutó el sector exportador.
Precisamente, ahora como uno de los sectores más vulnerables, los exportadores han manifestado su preocupación sobre la ausencia de productos de cobertura que los protejan ante la eventual depreciación del colón cuya tendencia se caracteriza desde que inició el sistema de bandas.
Mónica Araya, Presidenta de la Cámara de Exportadores CADEXCO, ha manifestado su preocupación por la carencia de productos de esa índole y sobre el desconocimiento que existe en las instituciones bancarias de cómo deberían ser estas protecciones. (Acuña C., 2006). Otra preocupación es el costo de dichas coberturas.
Concretamente, Araya considera que el mecanismo no está funcionando y que la apreciación del colón disminuirá la entrada de divisas. Además considera que las bandas no son la única solución a la inflación ya que no hay propuestas en firme para capitalizar el banco Central y eliminar sus pérdidas, ni para realizar inversiones en infraestructura mediante nuevos ingresos fiscales.
PROCOMER por su lado, indica que al ser un ente de carácter más técnico no han elaborado ningún estudio respecto a este tema por lo que lamentablemente no pueden emitir una opinión.
Sin embargo, de acuerdo al BCIE (2006), para el 2007 se esperaría una ligera moderación en la dinámica del comercio exterior de Costa Rica y las exportaciones e importaciones continuarían creciendo a dos dígitos (15% y 13%, respectivamente). Por lo tanto, la expectativa es que el desequilibrio en la cuenta comercial revierta su tendencia ascendente para ubicarse en 13.7% del PIB de dicho año. Igualmente, el desequilibrio de la cuenta corriente bajaría a 4.6% del PIB.
Sin embargo, el déficit continuo y creciente de la cuenta comercial es preocupante. Suponiendo que el tipo de cambio se aprecie, como sucedió en Chile y Colombia tras la implementación del sistema de bandas, esto será un incentivo para aumentar las importaciones mientras se reduce la competitividad de las exportaciones. Si a esto se une un mayor gasto público tanto del Gobierno Central como del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para el 2007, como se ha anunciado, será la combinación perfecta para empujar aún más el crecimiento de las importaciones y por ende de la brecha comercial. Un déficit comercial como el que muestra Costa Rica desde hace algunos años es claramente insostenible.
Esta fragilidad de Costa Rica se complica más aún cuando no hay claridad en la aprobación del TLC con Estados Unidos.
V. Opinión Fundamentada
Como es conocido, Costa Rica dependió hasta 1980 de tres productos de exportación: banano, cacao y café. Esta concentración de la oferta exportable significó una elevada vulnerabilidad de la economía nacional debido a la fuerte volatilidad de los precios de esos productos en el mercado mundial.
Luego de la crisis económica de inicios de la década de 1980, quedó claro que Costa Rica, debía adoptar un nuevo modelo que le permitiera participar más activamente en los mercados internacionales. Desafortunadamente, el modelo de sustitución de importaciones no había dado los resultados esperados y el país continuaba dependiendo de unos pocos productos de exportación.
De esta forma, se inició en los 80´s un proceso de promoción de exportaciones, inserción en los mercados internacionales, reforma del estado y eliminación de distorsiones que impedían a nuestro país competir con el resto del mundo. Las anteriores políticas formaban parte de un conjunto de iniciativas que dieron origen al nuevo modelo de desarrollo, orientado hacia fuera, y que tenía como objetivo principal lograr la inserción del país en la economía internacional.
Hoy, más de 20 años después de iniciadas las reformas, los resultados son evidentes. Costa Rica tiene una oferta exportable suficientemente diversificada que le permite enfrentar exitosamente la variabilidad de los precios de los bienes exportados. De acuerdo al BCCR, en la actualidad, existen en el país más de 1.700 empresas exportadoras que venden en 132 mercados, más de 3.500 productos.
El panorama parece llevar a un buen camino, sin embargo, se ha podido comprobar que el cambio en el sistema cambiario, si bien no es una amenaza inminente a las exportaciones, es un tema de preocupación en el sector. Existe gran incertidumbre, y como en cualquier cambio, se vislumbra algún tipo de resistencia y poca credibilidad en el nuevo sistema.
Con la tendencia a la sobrevaluación del colón que ha persistido desde que se implementó el sistema de bandas, muchos representantes del sector exportador están manifestando desde ya su preocupación ante las implicaciones del cambio en el valor de la moneda nacional en el rendimiento de las exportaciones.
Sin embargo, basados en la investigación realizada y en los aspectos teóricos del régimen de bandas cambiarias, esta situación puede ser temporal y característica de una economía emergente. Es de suponer, que si el tipo de cambio llega a la banda inferior, el BCCR deberá intervenir comprando divisas para aumentar la demanda y ayudar a que el tipo de cambio se estabilice.
Es poco probable que el colón se siga sobrevaluando sin control y por ende la preocupación del sector exportador debe estar orientada más bien a aspectos como una mayor incertidumbre a la hora de tomar decisiones, puesto que a hoy no cuentan con sitemas de coberturas.
Es claro que el sector exportador enfrentará un reto considerable en los primeros años de vigencia del sistema de bandas debido a la incertidumbre creciente sobre el comportamiento en el tipo de cambio, aún siendo la banda bastante estrecha.
Es razonable que el sector se encuentre preocupado por la falta de instrumentos de cobertura en el mercado. Ante un cambio de esta índole, las instituciones involucradas en el proceso exportador como los bancos, deben atender las necesidades del sector y crear productos que les permitan seguir teniendo un grado de competitividad suficiente para participar del comercio exterior y seguir siendo uno de los principales motores impulsores de la economía costarricense como lo han sido desde hace ya muchos años.
Se debe considerar que la meta exportadora para el 2015 es básicamente duplicar las exportaciones percápita registradas en el 2005 y generar 15,000 nuevos empleos cada año para alcanzar en el 2015 un total de exportaciones de $16 mil millones (Procomer 2005).
No sería coherente que un cambio en el sistema cambiario dificulte las exportaciones aunque sí cambiará la forma de tomar decisiones e incluso puede llegarse a dar un aumento en los precios de productos exportados previendo una sobrevaluación importante del colón.
VI. Retos y recomendaciones para el sector exportador
Es evidente que con el sistema de bandas cambiarias, el sector exportador debe cambiar su forma de hacer negocios y tomar en cuenta las nuevas variables del tipo de cambio, considerando el piso y el techo de la banda para hacer sus presupuestos. Sin embargo, estas aproximaciones serán temporales, mientras la banda no sea muy ancha.
No obstante, cuando la misma se amplíe y el tipo de cambio tenga mayores fluctuaciones difícilmente predecibles, esto implicará sin duda un riesgo para todos los sectores, no sólo el exportador.
Se especula que para el 2007 la economía costarricense operará en un entorno económico internacional menos favorable en términos de crecimiento, empero, se esperaría que se apruebe el TLC, el que permitiría atraer mayores flujos de inversión extranjera directa hacia sectores exportadores. Se estima que la actividad del sector de alta tecnología modere su dinámica, si bien las exportaciones continuarían creciendo favorablemente. Además, el gobierno aumentaría el gasto público en proyectos de inversión física y de servicios básicos. Con todo, para este año 2007 se esperaría un crecimiento cercano a 5.0%, lo que elevaría el PIB per cápita en 3.0%. Sin embargo, la vulnerabilidad del sector exportador sigue siendo evidente y su desarrollo debe ser tema en la agenda nacional para garantizar su crecimiento y desarrollo en la siguiente década.
Por otro lado, el sector exportador, mediante instituciones que lo promueven, debe organizarse y darle mayor importancia al tema de bandas cambiarias para reducir la incertidumbre que existe sobre las implicaciones del sistema. Esto puede realizarse mediante investigaciones y capacitaciones en el tema. Se trata de un cambio, y ante tal, debe de instruirse a los exportadores sobre nuevos aspectos que deben tomar en cuenta para mantener la competitividad y margen de ganancia de sus productos.
También, para seguir garantizando el desarrollo del sector y lograr la meta exportadora se deben concretar condiciones políticas y económicas estables, particularmente seguridad jurídica y reglas claras de largo plazo. Es necesario igualmente que exista concordancia entre los objetivos de todas las entidades de Estado, ligadas directa o indirectamente con el comercio internacional.
No se puede obviar también la necesidad de la Aprobación del TLC con Estados Unidos y el esfuerzo de los empresarios y trabajadores para impulsar nuestras ventas al exterior.
Finalmente, no debe olvidarse puntos importantes como que enfocarse en el tipo de cambio real y no en el nominal, permite entender por qué una devaluación nominal no siempre promueve las exportaciones, pues ello depende de cómo evolucione la inflación. Y el éxito del sistema de bandas depende también de obtener mayores ingresos fiscales (reforma fiscal) y eliminar las pérdidas del BCCR. Sin esto, muy difícilmente se alcanzarán los objetivos planteados por el Central.
VII. Conclusión
Vienen tiempos nuevos y difíciles para los exportadores mientras logran un acoplamiento y entendimiento exitoso del sistema de bandas. Es u hecho que este nuevo sistema no cuenta con las facilidades de expectativas del antigüo sistema de minidevaluaciones.
En otras circunstancias una apreciación del colón frente al dólar sería una buena noticia, pero dada la situación deficitaria que Costa Rica muestra en su sector externo, debe ser causa de reflexión y de un análisis de los fundamentales de la balanza de pagos.
Los pronósticos del Banco Central son concluir el 2006 con un déficit comercial del 12,4% del PIB. Pero si el tipo de cambio siguiera apreciándose, es evidente que habrá un incentivo para importar, mientras las exportaciones pierden competitividad, lo cual empujaría aún más este faltante.
El resultado de los diferentes componentes de la cuenta corriente indica que este año Costa Rica registrará un déficit estimado de un 5% del PIB (equivalente a más de $1.000 millones), según el Programa Monetario. Todo esto deja al país totalmente dependiente de la inversión extranjera y de las entradas de capital especulativo para poder financiar su sector externo.
Si bien el periodo de observación es muy corto como para suponer que la apreciación del colón que se ha observado será un cambio permanente, sí debe servir para evaluar las vulnerabilidades que Costa Rica tiene en su sector externo.
Sin embargo, hay algo que sí tienen muy claro los exportadores y el gobierno en general, esto es que la única posibilidad de alcanzar un desarrollo económico rápido y sostenible de un país tan pequeño como Costa Rica depende de su capacidad de participar cada día de manera más amplia y profunda en la economía internacional. La necesidad de encontrar nuevos mercados en el exterior para los productos costarricenses debe seguir siendo uno de los objetivos más importantes de la política nacional de desarrollo.
Basados en esto, un país debe prepararse ante los cambios y retos que le afrontan y de la misma forma, los sectores económicos deben encontrar con las herramientas necesarias para sobrellevar los cambios.
Más específicamente, las empresas exportadoras deben realizar los ajustes necesarios en su administración y proceso de toma de decisiones para poder enfrentar eventualmente una posible sobrevaluación del colón y tomar en cuenta nuevos métodos para mitigar pérdidas por el comportamiento del tipo de cambio.
También, el BCCR, la banca privada y estatal y los representantes del sector deben aunar esfuerzos para promover coberturas o herramientas que permitan a los exportadores continuar desarrollándose en el comercio internacional para que sean afectados lo menos posible por el sistema cambiario vigente.
La tarea de las instituciones financieras con ayuda del BCCR debe ser facilitar las transacciones, reflejar los precios de forma constante de acuerdo a las fuerzas del mercado y presentar cuanto antes las herramientas para la cobertura de este tipo de riesgos a la luz del Reglamento de Derivados Cambiarios.
Finalmente, deben aterrizarse propuestas en firme para capitalizar el banco Central y eliminar sus pérdidas y además deben concretarse las inversiones en infraestructura mediante nuevos ingresos fiscales. Esto ayudará a que la inflación sea más fácilmente controlable y que el sistema de bandas brinde los resultados necesarios sin sacrificar a ningún sector económico.
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